"Permitidme que os recuerde, en pocas palabras, de qué manera ciertas cabezas calientes, embarcándose en viajes imaginarios, pretendieron haber penetrado los secretos de nuestro satélite. En el siglo XVII, un tal David Fabricius se vanaglorió de haber visto con sus propios ojos habitantes en la Luna"
- Julio Verne, "De la Tierra a la Luna" -
David Goldschmidt (su verdadero nombre) fue un pastor luterano nacido en marzo de 1564 en la ciudad alemana de Esens (Osteel), que pasa a ocupar un privilegiado lugar en la historia de la Astronomía al ser el primero en descubrir una estrella variable periódica. Junto a su hijo, Johannes, hicieron importantes observaciones solares.
El 13 de agosto de 1596, mientras observaba en la dirección de la constelación de Aries, encontró una estrella junto a Alfa Arietis (Hamal) tan brillante como ésta. Lo anotó debidamente junto a su posición y dos meses y medio después volvió a observarla descubriendo que la estrella ya no tenía el mismo brillo que Hamal. Había descendido. Rápidamente comunicó sus observaciones a su amigo Tycho Brahe.
Fabricius (su nombre latinizado) no volvió a observar esta estrella hasta pasados doce años y medio; es posible que pudiera haberlo hecho antes pero no existe constancia documental de esas observaciones. No obstante, Johann Bayer, en 1603 la incluyó en su obra Uranometria, asignándole el nombre de Omicron Ceti. No sabemos que designación alfabética le hubiera dado si hubiese encontrado a la estrella en un máximo pero de cualquier forma Bayer la observó brillante. El desconocimiento por parte de Bayer de las observaciones de Fabricius, le hizo que la indicara en su obra como una estrella más, sin ninguna particularidad especial. Finalmente, en diciembre de 1638 los astrónomos Jan F. Holwarda y Bernard Fullenius indicaron que Omicron Ceti variaba de brillo cada 11 meses, y poco después, asombrado por la característica tan particular de la estrella, J. Hevelius la llamó "MIRA": la Maravillosa.
Curva de Luz de Mira (Observaciones visuales de la AAVSO) |
Fabricius no pudo ser consciente del todo de su magnífico descubrimiento (murió en 1617) por tanto puede caber la duda de si Mira le hubiera modificado sus líneas de pensamiento. Él compartía firmemente el sistema geocéntrico de Tycho Brahe con el cual había trabajado dos años después de su observación en Wandsbeck y posteriormente en Praga. También este contacto le permitió conocer a Johannes Kepler con quien mantendría una fluída correspondencia desde 1602 y hasta 1609, año en el cual el enigmático Kepler las cortó por la lealtad de Fabricius al sistema de Tycho.
Ha sido considerado como un hábil observador, cualidad esta que consiguió traspasar a su hijo Johannes (1587-1615). Curiosamente, Johannes, a la vuelta de un viaje a Holanda en 1611 donde se
Tratado sobre Manchas Solares |
Aunque padre e hijo iniciaron su trabajo juntos, tuvieron sus diferencias acerca de la naturaleza de tales manchas. En concreto, en diciembre de 1611, David Fabricius escribió al que en otro tiempo fuera profesor de Kepler, Michael Maestlin, indicándole que no creía que las manchas solares estuvieran en el Sol contradiciendo así a su propio hijo. En cambio, en los dos años que siguieron a la publicación del libro de Johannes, se inició un debate entre astrónomos acerca de la naturaleza de las manchas solares en la que ni padre ni hijo participaron. Quizás fuera una buena forma de no romper la buena relación entre padre e hijo. Lamentablemente dicha relación quedó rota definitivamente varios años después, en 1615, cuando falleció Johannes. Su padre fue asesinado dos años después cuando un paisano, al que había acusado de hurto, le dio con una pala en la cabeza.
Imagen de la "cola" de la estrella Mira que solo puede verse en el ultravioleta. (Galex Evolution Explorer) |
2 comentarios:
Muchas gracias Francisco por haber publicado esta nota..... , los personajes históricos muestran como "cuando todos piensan igual ninguno realmente piensa", tambien me parece excelente la aparicion mensual de las efemerides celestes.
Felicidades por este artículo, es breve pero bien estructurado y ameno.
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