sábado, 15 de diciembre de 2018

Siempre la Luna



Era diciembre y yo podría tener 16 años. No creo que tuviese más. Tenía un pequeño telescopio, casi de juguete, con el que observaba todo lo que podía desde una azotea con olor a musgo, humedad y frío. Era temprano pero el Sol ya se había puesto y la Luna se veía sobre un fondo de finas nubes y azul oscuro, azul Navidad, que bonito color. Hoy estaba sentado, me he asomado a la ventana y ahí estaba, al Sur, ni alta ni baja sobre el horizonte. Estaba y me recordó buenos momentos y a buenas personas de aquellos diciembres distintos en el cielo y en la tierra. Siempre la Luna.


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