lunes, 20 de julio de 2015

Mare Crisium

En el día que publico esta entrada se cumplen 46 años de la mayor proeza de la Humanidad: dos hombres pisaban la Luna mientras otro les esperaba. Habíamos visitado la Luna, nuestra compañera de siempre. 

Recuerdo las primeras veces que iba reconociendo las zonas de la Luna con un telescopio muy pequeño de 60 mm. de diámetro cuando salía aquellas tardes de otoño del instituto, inspirado por esas naves Apolo. Repasaba las regiones de nuestro satélite una y otra vez hasta que conseguía aprenderme nuevos mares y cráteres. Me hacía una ilusión tremenda diferenciar nuevos lugares de otro mundo. Hubo uno que siempre me gustó más que los demás: El Mar de las Crisis, Mare Crisium.



El Mare Crisium es visible desde la tercera noche de la fase lunar creciente pero los momentos mejores para su observación se sitúan entre esta y la sexta. Llega a distinguirse a simple vista como un óvalo oscuro. Su tamaño es de 570 kilómetros de Norte a Sur y algo mayor de Este a Oeste, 620 kilómetros. Es el típico ejemplo de la demostración de que un Mare no es más que un gigantes cráter que ha sido inundado por la lava. De hecho, está rodeado por la pared de ese antiguo cráter con montañas de hasta 3000 metros de altura. La lava que fluyó por él llegó a cubrir algunos cráteres que hay en su interior y para cuya observación se necesita un telescopio mediano, se trata de los cráteres Yerkes y Lick (nombres de observatorios). No así ocurre con otros dos cráteres que si podemos resolver con un pequeño telescopio, los cráteres Picard (24 kms.) y Peirce (19 kms.)

Tras una visita al Mare Crisium no pasa desapercibido un gran cráter de 129 kilómetros de profundidad y con vertientes escarpadas de hasta 3000 metros de altura situado al norte del Mare. Se trata del cráter bautizado con el nombre de Cléomedes en honor al astrónomo griego que escribiera, en el siglo II, un tratado sobre El movimiento circular de los cuerpos celestes. 

También resulta llamativao la alineación de tres cráteres que se inicia al norte de Cléomedes cuyos tamaños van creciendo conforme subimos más hacia el norte de la Luna. El primero de ellos es el cráter Burckhardt de 60 kilómetros de diámetro denominado con el apellido del historiador suizo del siglo XIX, Jacob Burckhardt. Cuando el juego de sombras creado por el Sol le alcanza, podemos ver que es un cráter con paredes altas (4800 metros) y con un aumento medio puede distinguirse un pico central. El segundo cráter de esta alineación es el cráter Geminus (también en honor de un astrónomo griego, Geminus de Rodas) claramente mayor que el anterior, 88 kilómetros, y también con altas paredes incluso superando al de su vecino, 5400 metros. Pueden distinguirse -con medianos aumentos- algunas colinas en él y un característico pico central. Y por último llegamos a Messala, precioso nombre para un cráter de 128 kilómetros cuya observación nos revela, a primera vista, que se trata de una formación plana, también rellena de lava.

No quiero terminar este breve paseo por esta fantástica zona de la Luna sin visitar una pareja de cráteres interesantes. Situado al oeste del Mare Crisium -y más cerca del terminador- aparece el cráter Macrobius (en honor del escritor romano) de 66 kms de diámetro y montañas de hasta 3700 metros de altura. En su interior hay un pico central cuya observación no resulta demasiado difícil. Macrobius forma un bonito dúo con un cráter más pequeño de 37 kilómetros denominado Tisserand (como el astrónomo francés del siglo XIX) cuya característica más destacada es su fondo plano.



La fantástica exploración lunar de los años 70 acabó aquí. El 15 de agosto de 1976 la sonda "soviética" Luna 24 realizó unas excavaciones que llegaron a los dos metros de profundidad para obtener muestras de la tierra lunar que llegaron a la Tierra con éxito. Entretanto, ahí tenemos a este oscuro Mare. Bello y delicado a la vez en nuestra querida Luna.


Nota: Todas las imágenes han sido realizadas por el autor y obtenidas con una cámara Canon 450D a la que se le ha acoplado un refractor apocromático Borg de 36mm de apertura. Las imágenes no están procesadas y han sido realizadas con una ISO200 y un tiempo de exposición de 1/80 segundos.

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